jueves, noviembre 09, 2006

Trance

Me voy con mi osito de peluche a rastras, buscando un hombre que me abrace.

Salgo cabizbaja del salón verde, a encontrar un lugar donde asentarme.

Me desprendo de los brazos protectores y me encuentro con que estoy sola, perdida, avasallada por todo lo nuevo que de golpe se aparece en frente mío. Las responsabilidades me atacan. La subsistencia, ahora, corre por mi cuenta. Y no es fácil.

El maquillaje corrido. Los pies cansados. La sonrisa devastada. El nuevo camino trae cosas que no estaba preparada.

Dejo a un lado la inocente visión del mundo y la despreocupación por salir despeinada a la calle.

Limpio mis bolsillos y hago de la rutina una pesadilla.

Guardo en una bolsa cosas que ya no me pertenecen, porque aunque me haya jurado nunca hacerlo, igualmente es inevitable.

No basta con un adiós y nada más, algo importante se me va, y no puedo detenerlo; percibo con desesperación la separación abrupta, y se escapa, se escapa.

Nunca más voy a tenerla, nunca más voy a sentirla...se escapa...

El crecer, es el dolor mas duro que se pueda tener.