viernes, noviembre 18, 2005

Mi Querida FiloSofía

"Justo en el instante antes de morir, Fausto mira hacia atrás en su larga vida, y exclama:

Deténte, eres tan hermosa.
La huella de mi vida
no puede quedar envuelta en nada.
Basta el presentimiento de aquella
felicidad sublime
para hacerme gozar mi hora inefable."


Nosotros somos el planeta vivo. Somos el gran barco que navega alrededor de un sol ardiente en el universo. Pero cada uno de nosotros también es un barco que navega por la vida cargado de genes. Si logramos llevar esta carga al próximo puerto, entonces no habremos vivido en vano. Bjornestjerne Bjornson expresó la misma idea de esta manera:

¡Honremos la primavera eterna de la vida

que todo lo creó!;

hasta lo minúsculo tiene su creación merecida,

sólo la forma se perdió.

De estirpes nacen estirpes,

que alcanzan mayor perfección:

de especies nacen especies,

millones de años de resurrección.

¡Alégrate tú que tuviste la suerte de participar

como flor en su primer abril

y, en honor a lo eterno, el día disfrutar

como ser humano

y de poner tu grano

en la tarea de la eternidad;

pequeño y débil inhalarás

un único soplo

del día que no acaba jamás!


Citación del libro "El Mundo de Sofía" de Jostein Gaarder

viernes, noviembre 11, 2005

La caída

Es un caminar, no sabe a dónde, pero ella camina, con los hombros caídos y la mirada devastada. No busca un destino.
Escucha el silencio que le zumba en los oídos y sus pies se despegan del suelo, siempre en silencio, siempre lento.
Ella está sola, no puede ver a nadie. Ella está cansada, camina con los ojos cerrados y escucha voces, algunas tristes, otras aún más tristes. Existen voces felices, pero ella sólo conoce las melancólicas.
Se detiene y pide ayuda. La gente la ve, pero no la entiende. Ella no puede verlos, pero nota su andar y su falta de interés. Ella no puede ver pero se lanza sola, como siempre.
Alguien la golpea y ella cae, nadie se detiene.
Ella logra ver aunque oscuro y negro; al final los que no ven son los otros.

miércoles, noviembre 09, 2005

Mundo Irreal

Cerrar los ojos y entrar en un mundo, tu mundo, uno ya pasado, ése feliz. Y recordarlo y soñarlo de nuevo queriendo estar allí, y corregir aquellas cosas que salieron mal, pero es frustrante porque ya lo viviste y ahora no lo tenés. Y entonces te esforzás para creer que es verdad y te convences de que sos feliz y sonreís. Él esta allí, todos están pero sólo lo ves a él caminando entre la gente. Su mirada tan lejana se adueña de tu ser y no podes ver otra cosa. Él se acerca a vos y te besa, vos cerras los ojos y le sonreís. Lo invitas a sentarse pero el no accede, no quiere permanecer tanto tiempo separado de vos. Y entonces él te toma de la cintura y te guía en su camino. Vos estas tan feliz.

Y un ruido te despierta, miras a tu alrededor y no lo ves, entonces recordás que alguna vez lo tuviste y que pronto lo tendrás nuevamente pero ya estas cansada de esperar. Te bloqueaste tanto que él ya parece un ser completamente distante y ajeno a vos. Pero el solo echo de recordarlo te hace sentir sublime y otra vez sonreís.

Él desaparece, vos lo justificas. Vos lo extrañas y él juega a las escondidas. Y cuando lo encontrás, sale corriendo de nuevo hacia otro árbol. Vos te cansas y te sentás, él viene y se sienta al lado tuyo, sin decir nada y te toma de la mano. Lo querés ver a los ojos, pero no podes. Te das vuelta para verlo y ya no está.

Hoy está, abris los ojos y lo tenés a tu lado, admirándote al dormir, y sonriéndote.